Noticia del día: “Mujer aborta un feto de sexo femenino de 6 meses, y lo saca del hospital en una bolsa de plástico ayudada por el doctor que ilegalmente le había practicado el aborto”.
Para entender esta noticia, es necesario saber lo siguiente: en la India, las ecografías son ilegales, porque sirven para determinar el sexo del bebé, y si es femenino, la intención de aborto es más que probable. Esto es debido a que por tradición, a la hora de casar a sus hijas, son las familias de ellas las que deben pagar la dote a la del marido y al susodicho, por lo que si la familia es pobre, no podrá casar a sus hijas o las “malcasará”. Así pues, una familia que tenga más hijas que hijos, saldrá perdiendo, y si solo tiene hijas, será una desgracia porque se arruinará, endeudándose para poder pagar la dote. Ante esta situación muchos futuros padres quieren saber el sexo del bebé antes de que nazca, para que si es niña, puedan abortar. E ilegalmente, así ocurre, se llevan a cabo muchos abortos de lo que fueran a ser niñas. El último caso es este que menciono, que por lo menos ha sido denunciado públicamente. A este problema (¡para empezar, impedimentos para venir al mundo!), hay que sumarle, como una consecuencia del mismo, que los padres no ven el sentido a invertir en educación de sus hijas. ¿Para qué, si probablemente acabarán siendo amas de casa, y si trabajan el dinero que ganen quedará en la familia de él, y por lo tanto, esa inversión no será sino una pérdida?
Con respecto a este asunto, la Hermana Margaret, ni corta ni perezosa, no duda en hablar de ello a las niñas. Al día siguiente de que saliera la noticia, en la media hora de su clase, dijo que sólo se quedaran las que tuvieran más de 14 años, y a ellas les habló. Les hizo, primeramente, entender porqué había abortos de niñas (pura economía), después, ver qué gran injusticia es, y finalmente, inspirarles confianza en sí mismas, que se crean capaces de cambiar su futuro de sumisas amas de casa después de que su familia les haya encontrado un marido (por si el hecho de que te elijan la persona con la que vas a tener que pasar el resto de tu vida fuera poco, encima tienen que pagar). Les animó a estudiar, a graduarse, a luchar por un futuro laboral digno, a ser independientes y a pensar por sí mismas, a no dejarse maltratar. Así, pudimos saber que muchas de las niñas que están en el internado de Regina Pacis han tenido que plantar cara a sus familias para poder estudiar y no ser empleadas como limpiadoras, cocineras o cuidadoras a su edad.
Enterarse de estos casos, que llevan nombres y apellidos de niñas con las que trato todos los días, y escuchar a una religiosa de 77 años dándoles esta charla reivindicadora de unos derechos que en este país todavía están por conquistar para las mujeres, con tanta firmeza y ciertas pinceladas feministas, me emocionó (ese tipo de emoción cargada de rabia que se traduce sólo en espíritu de lucha -no sentía lo mismo desde el 15-M, cuando muchos empezamos a rebelarnos contra una serie de injusticias, de otro tipo, en nuestro alicaído país-).
Esta Sister se está convirtiendo en mi heroína, pues me voy enterando de sus hazañas que con modestia cuenta, como mediadora en situaciones de maltrato, poniendo orden y haciendo justicia, no sin la ayuda del respeto que le otorga su hábito. Y lo bueno que yo no sabía hasta que vine aquí, ¡es que como ella hay más!
Hay esperanza, pues, para estas niñas, si escuchan y captan el mensaje que les da su querida Sister: "You can change the world GIRLS!".
Para entender esta noticia, es necesario saber lo siguiente: en la India, las ecografías son ilegales, porque sirven para determinar el sexo del bebé, y si es femenino, la intención de aborto es más que probable. Esto es debido a que por tradición, a la hora de casar a sus hijas, son las familias de ellas las que deben pagar la dote a la del marido y al susodicho, por lo que si la familia es pobre, no podrá casar a sus hijas o las “malcasará”. Así pues, una familia que tenga más hijas que hijos, saldrá perdiendo, y si solo tiene hijas, será una desgracia porque se arruinará, endeudándose para poder pagar la dote. Ante esta situación muchos futuros padres quieren saber el sexo del bebé antes de que nazca, para que si es niña, puedan abortar. E ilegalmente, así ocurre, se llevan a cabo muchos abortos de lo que fueran a ser niñas. El último caso es este que menciono, que por lo menos ha sido denunciado públicamente. A este problema (¡para empezar, impedimentos para venir al mundo!), hay que sumarle, como una consecuencia del mismo, que los padres no ven el sentido a invertir en educación de sus hijas. ¿Para qué, si probablemente acabarán siendo amas de casa, y si trabajan el dinero que ganen quedará en la familia de él, y por lo tanto, esa inversión no será sino una pérdida?
Con respecto a este asunto, la Hermana Margaret, ni corta ni perezosa, no duda en hablar de ello a las niñas. Al día siguiente de que saliera la noticia, en la media hora de su clase, dijo que sólo se quedaran las que tuvieran más de 14 años, y a ellas les habló. Les hizo, primeramente, entender porqué había abortos de niñas (pura economía), después, ver qué gran injusticia es, y finalmente, inspirarles confianza en sí mismas, que se crean capaces de cambiar su futuro de sumisas amas de casa después de que su familia les haya encontrado un marido (por si el hecho de que te elijan la persona con la que vas a tener que pasar el resto de tu vida fuera poco, encima tienen que pagar). Les animó a estudiar, a graduarse, a luchar por un futuro laboral digno, a ser independientes y a pensar por sí mismas, a no dejarse maltratar. Así, pudimos saber que muchas de las niñas que están en el internado de Regina Pacis han tenido que plantar cara a sus familias para poder estudiar y no ser empleadas como limpiadoras, cocineras o cuidadoras a su edad.
Enterarse de estos casos, que llevan nombres y apellidos de niñas con las que trato todos los días, y escuchar a una religiosa de 77 años dándoles esta charla reivindicadora de unos derechos que en este país todavía están por conquistar para las mujeres, con tanta firmeza y ciertas pinceladas feministas, me emocionó (ese tipo de emoción cargada de rabia que se traduce sólo en espíritu de lucha -no sentía lo mismo desde el 15-M, cuando muchos empezamos a rebelarnos contra una serie de injusticias, de otro tipo, en nuestro alicaído país-).
Esta Sister se está convirtiendo en mi heroína, pues me voy enterando de sus hazañas que con modestia cuenta, como mediadora en situaciones de maltrato, poniendo orden y haciendo justicia, no sin la ayuda del respeto que le otorga su hábito. Y lo bueno que yo no sabía hasta que vine aquí, ¡es que como ella hay más!
Hay esperanza, pues, para estas niñas, si escuchan y captan el mensaje que les da su querida Sister: "You can change the world GIRLS!".
No sabía que escribías este blog y ahora que lo he descubierto me lo guardo para futuros posts! Muy interesante todo lo que cuentas.
ResponderEliminarUn besito
Una y otra vez deberíamos quitarnos el sombrero ante la labor que todas ellas realizan en los lugares más pobres del mundo, en lugar de juzgarlas por mero desconocimiento.
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