lunes, 30 de julio de 2018

Diario de Goa


24/09/2011

fotos: enfrente de Aguada fort, y con Sister Severine en la playa de Colba.



16 de septiembre
Ya estoy en Goa, finalmente sola, porque Ruth Y Karla no han podido venir debido a un problemilla en el tren de vuelta de Jaipur (han perdido el tren de vuelta y las Sisters están muy preocupadas). Goa es precioso, parece una selva, es muy verde y con unas casas de estilo portugués muy bonitas. Es como un pueblo grande. La casa de las Religiosas de María Inmaculada aquí se llama “Casa de Raquel”, y están 5: Sister Severin, Sister Rosi, Sister Rita, Sister Ignacia y Sister Ellen. La casa sólo tiene 3 años y está muy bien. No tiene internado ni colegio, es sólo hostel para chicas jóvenes, aunque las Hermanas también hacen otros trabajos con la comunidad.
Me ha venido a buscar Sister Severin, y hemos cogido un ricksaw hasta “Casa de Raquel”, hemos comido una pasta gratinada muy rica y luego hemos descansado hasta las 16.30, hora del té. Luego hemos ido Sister Rita y yo a la playa de Colba, y para llegar hemos tenido que andar y coger dos autobuses. Era una playa llena de palmeras, arena muy fina y clara, caribeña total. Hemos paseado por la playa, charlando y recogiendo conchas. La Sister ha aprendido a usar la cámara de fotos digital, que la pobre al principio no sabía. Ha sido un placer respirar aire limpio y puro, con olores a mar y a vegetación, con el ruido de las olas…lejos de la contaminada y ruidosa Bombay. Luego hemos ido, o mejor dicho, yo he ido y la Sister me ha acompañado, a ver puestecitos de tiendas y he comprado algunos regalitos de los que aun me faltan. Hemos vuelto otra vez en autobús. Cuando ya sólo teníamos que seguir andando hasta “Casa de Raquel” ha parado el mismo ricksaw que a la mañana nos había traído de la estación, y nos ha llevado de gratis, porque debe ser vecino. Además, a la Sister no les han hecho pagar en los autobuses. Ha sido una gran suerte porque justo empezaba a llover. Después de cenar he ido a ver el hostel, que tiene 40 chicas de diferentes partes de la India, y un grupito de afganas.

17 de septiembre
Hoy las Sister me han cogido el billete para hacer una ruta turística en autobús por el sur de Goa. Sister Severine me ha llevado en moto hasta donde se coge el bus Paulo. Me he sentado sola, y a mi lado luego se ha puesto un señor. Como el guía hablaba sólo hindi, éste me ha ido traduciendo lo más importante. Hemos visto los siguientes lugares: “Ancestral Goa”: una casa-museo de una familia portuguesa adinerada de hace más de 200 años, “Big Foot”: una piedra sagrada muy antigua donde se piden deseos, los templos hindúes de Shantadurga y Mangueshi, la Basílica donde se encuentra el cuerpo de San Francisco Javier, Santo patrón de Goa (también conocida como la Roma del este) y finalmente las playas de Doña Paula y Colva.

19 de septiembre
Aquí estoy, a falta de dos días para tener 23 años, en el Konkanian Express, de vuelta a Bombay después de 4 días en Goa en casa de las RMIs. Son las 17.30, y tengo 3 camas para mí: la mía más las de Ruth y Karla, que no están. Tengo enfrente a una chica gordita, de unos 26 años, india, pero que tiene un estilo “vasco” de vestir, curiosamente. Está sola, y parece triste porque antes la he visto llorar mientras sacaba mucho la cabeza por la ventana intentando disimular. De momento, no hay nadie más en nuestro bloque de camas (de 6). Voy escuchando música y pensando muchas cosas, entre otras, si me he dejado algo en “Casa de Raquel”, la casa de las RMIs en Margao (Goa). Lo comprobaré cuando deshaga la maleta. Inciso: acabo de darle un billete de 10 rupias a un eunuco, porque ayer leí sobre ellos en el libro “La ciudad de la alegría”, y me da mucha pena, además de que he entendido cómo llegan a ello, y la importancia y el respeto que se les da en la cultura hindú. Los eunucos son una casta formada bien por hermafroditas con rasgos físicos de hombre, o bien hombres afeminados que han sido castrados. En el nacimiento de un niño, los hindúes les contratan para que den su bendición al recién llegado, y nadie se atreve a regatearles por miedo a que la bendición no sea efectiva. Las mujeres de la familia tienen derecho a comprobar que son eunucos reales, es decir, que son castrados y no travestis.

Estoy muy contenta de haber venido a Goa, de haber conocido a las 5 Sisters de “Casa de Raquel”, y por supuesto, este lugar espectacular. Ayer, después de ir a misa en konkani (la lengua local) de 7 por la mañana en la Iglesia “Our Lady of Rosary” (“Nuestra Señora del Rosario”), que dicen que es la más grande de Asia, cogí otro bus turístico que me llevaría a conocer el norte Goa. Tuve mucha suerte porque casi lo pierdo: no habían cogido el teléfono en las oficinas de Paulo tours por la mañana, así que no sabíamos si habría sitio. De todas formas, Sister Severine me llevó en su moto (sí, la monja conduce una moto, y no creáis que le adelantaban precisamente, jaja) hasta donde salían los Paulo-buses. Llegábamos tarde, porque había empezado a llover mucho y paramos en casa de unos vecinos para resguardarnos. Allí Sister Severine y yo aprovechamos para coger al bebé de la casa en brazos, hacerle pedorretas, y esas tonterías que los adultos hacemos a los niños. Bueno, total que al final llegamos 5 minutos tarde (9.35) pero el bus aun no había salido, y además había sitio. Así que entré, y me topé con lo mismo del día anterior (cuando hice el tour por el sur): lleno de turistas indios, y todos hombres menos 3 mujeres, mayorcitas, que iban con sus maridos y sus hijos pequeños. Vamos, que otra vez iba a ser la “niña mimada” del autobús. Esta vez mis “protectores” fueron un grupo de 6 chavalitos de 21 años, que venían de otro estado del sur de la India, todos semianalfabetos de pueblo, menos el “ilustrado” del grupo, que hablaba inglés “more or less”. Al principio se me sentó al lado con la excusa de que yo le había preguntado a uno de sus amigos, que se sentaba delante de mí, si tenía el folleto de la ruta que seguiríamos, y éste, como no me entendió, derivó la consulta al “ilustrado”, que no tenía dicho papel, pero sí un montón de preguntas que hacerme y palique para rato. A mí no me apetecía nada hablar, tenía un sueño que me caía así que me puse los casco y aislada. Cuando bajamos en la primera parada, Aguada fort, Sagar, el ilustrado con nombre de fruta, me dijo “I’ll show you” y allí estuvimos sacando fotos y la verdad que fueron muy majos conmigo. La siguiente parada fue para comer, y me di cuenta de que sus amigos de la India profunda estaban alucinando conmigo; sabía porqué: en la India hay costumbres a la hora de comer, y verlas rotas todas a la vez es un shock. Por ejemplo, aquí se come sólo con la mano derecha (la otra se supone que se usa para limpiarse después de ir al baño), y se come con la mano, literalmente. Es increible la habilidad que tienen para hacer bolitas de arroz y comerlo con una sola mano sin que se les caiga un grano. Otra costumbre que rompí es la de beber el agua de las botellas a chorro, no a morro. Si lo intento seguro que me echo toda el agua por encima. Se echaban eructos y chupaban los dedos plácidamente, educados en la cultura india, guarros en Europa, mientras que yo cogía el pollo y cortaba mis trozos de chapati (torta de pan) con mi mano izquierda (soy zurda, qué le voy a hacer), y bebía a morro de mi botella de agua. Educada en Europa, una marciana cochina en la India. Las siguientes paradas fueron las playas de Vagatore y Anjuna, para finalmente parar por hora y media en la famosa playa de Calangute. Allí compré uno de los regalos que me faltaba pero que no voy a decir por si la persona para la que es lo lee, y después de un buen rato explicándole al vendedor que no podía comprar otro de esos artículos que me había gustado para mí (porque era de mejor calidad, y más caro, claro), y que los cajeros automáticos dan dinero a quién lo tiene (porque a mi “I don’t have money”, no paraba de contestarme “Go to ATM” -cajero-).
Mis protectores se decidieron a hacerse tatuajes de henna con dibujos horteras en los brazos, y yo estuve un rato riendo la gracia, pero luego me di cuenta de que un indio gordo y en “gayumbos” que estaba merodeando por allí no dejaba de mirarme descaradamente. Les dejé a mis protectores, que estaban en uno de sus mejores momentos del día haciéndose los tattoos, y huí del mirón a dar un paseo por la orilla. No me sentí menos observada, y atraje a un montón de vendedores insistentes a los que tuve que insistir aun más para que comprendieran mi negativa a comprar collares de conchas, tobilleras, hacerme una foto con una Polaroid, o tatuajes de henna en la mano. Entonces me crucé con un vendedor joven que antes me había ofrecido sus pulseras y collares, las mismas que tenían todos los vendedores de la playa de Calangute, pero que no había sido pesado. Me dijo con aire desenfadado “You still don’t want anything?”, vamos, a ver si había cambiado de opinión, y le dije amablemente que no. Caminaba en mi misma dirección, y ya empezó con el where are you from, first time in India y las típicas preguntas que nos hacen a los extranjeros. Era un pobre coitado, que me contó que de pequeño habían querido adoptarle ilegalmente unos suecos, pero que no pudo ser porque le pillaron sin pasaporte, y que llevaba desde los 16 años vendiendo ambulantemente en esa playa. Vaya historia. Como no, Lucía acabó comprándole una pulsera, aunque tengo que decir, que me la vendió y barata y es muy bonita. Nos separamos cuando dos señores le reclamaron para que les enseñara su mercancía. Espero que le compraran muchas cosas y que le vaya todo muy bien a este chico que podría haber sido un aburguesado ciudadano sueco pero que por desgracia será para siempre un indio con un duro trabajo, que no podrá ni soñar nunca con ir a Suecia .Volví al bus Paulo, hacía un calor abrasador, de hecho, me he quemado la cara y parte de los brazos. Lo último del tour fue un recorrido por el río en crucero, el Santa Mónica, por el que tuve que pagar 150 rupias extra. 0De vuelta, tuve una conversación con el ilustrado sobre las diferencias entre la cultura de Oriente y Occidente, el matrimonio, la religión, el ocio, la libertad…
El bus paró donde lo había cogido, al lado del mercado. Me despedí de mis 6 protectores, a los que tengo que mandar las fotos que les hice (que los probrecicos sólo tenían el móvil para sacar fotos). Ya estaba con las 100 rupias (Goa es muy caro) preparadas para el taxi, cuando unos señores que se habían bajado también del bus turístico quisieron ayudarme y le preguntaron a un conocido que tenía moto si sabía dónde estaba la casa de las monjas. El tipo lo sabía, y me cobraría 50 rupias (la mitad) por la carrera. Vamos, que se dedicaba a hacer de taxista ilegal. Pero parecía 100% legal, valga la redundancia, así que monté. Por si acaso ya tenía pensado tirarme de la moto si me llevaba por algún camino raro.
Llegué a Casa de Raquel y las monjas casi me dan palmaditas en la espalda por mi hazaña de haber vuelto por 50 rupias. Estaba exhausta, había hecho mucho calor y había andado mucho, más todas las horas de bus. Me dormí pronto.

Gracias por leerme. Subiré fotos cuando esté en el ciber. Espero vuestros comentarios. ¡Hasta muy pronto!

Lucía

Primer dia en Regina Pacis

7/07/2011

Ayer, nada más salir del avión, después de un vuelo de casi 9 horas con el típico frío de los aviones, lo primero que me sorprendió fue el calor húmedo del ambiente. Ya lo sabía, pero hasta que no lo sientes… Cuando salí por las “Arrivals” del aeropuerto cargada con mis dos maletas, buscando con la mirada a alguna monja o cartel que pusiera “Regina Pacis”, no vi a nadie. Estuve un rato que se me hizo eterno dando vueltas con no sé qué cara leyendo las decenas de carteles que portaban los indios que allí esperaban a “Mr. Jones” o recogían turistas para llevarlos a hoteles. Al de un rato, un trabajador del aeropuerto que me vería perdida me preguntó a qué hotel iba, y le contesté que esperaba a unas monjas de Regina Pacis. “Sisters…over there”, y me condujo hasta Sister Luisa, y con ella estaban Gabriela y María, dos cooperantes madrileñas. Me ayudaron con las maletas y de camino pillamos una tormenta monzónica. Cuando lleguamos a Regina Pacis me habían dejado unos sándwiches para cenar y agua, con la que aproveché para tomarme el Lariam, la pastilla para la malaria.
En total somos 5 cooperantes españolas, todas madrileñas menos yo: María, Beatriz y Karen duermen en una habitación, y Gabriela y yo en otra, con 2 estudiantes bombaitianas. Tengo el ventilador justo encima, lo cual está bien para aliviar el calor pero por otro lado me ha dado dolor de garganta. La cama es bastante dura, y la almohada casi plana, pero bueno, a estas cosas también he venido. Aun así, he dormido mucho y bastante bien.
Las chicas me dijeron que normalmente el primer día no se trabaja y de hecho, se suele dormir casi todo el día porque el cuerpo está aclimatándose. He bajado a desayunar: té, plátanos y pan con mantequilla. El desayuno se hace en el comedor grande, con las más mayores. Luego hemos ido a echar un vistazo a las habitaciones de las niñas, para comprobar que han limpiado y dejado todo ordenado: cada día de la semana es tarea de una. Por allí ha aparecido Sister Margaret, con sus más de 70 años, que habla perfectamente español, me ha dado la bienvenida, y me ha dicho que me fuera a descansar. He vuelto a la habitación y allí he dormido hasta las 12,15. A las 12,30h, hora de comer: ¡tortilla de patata! Mis compañeras estaban eufóricas, se nota que yo acabo de llegar. Era un plato especial para nosotras, las cooperantes españolas, porque por mucho que hemos insistido ellas no han querido comer.
Hasta las 17,00h, la hora del té con las hermanas, teníamos libre, y mis compañeras suelen echarse la siesta. Yo también la he dormido porque hoy he estado realmente cansada. No sé si habrá sido por el Lariam, la pastilla contra la malaria que tan mala fama tiene, pero he tenido una pesadilla muy fea. A la hora del té les he dado a las hermanas el regalo de Bilbao que les he traido: jamón del bueno, salchichón y un platito de porcelana “souvenir” de Bilbao.
Después ya he pasado a la acción: he estado con las niñas ayudándoles con sus deberes. La verdad que al ser el primer día no sabía bien quién necesita más ayuda, porque algunas te piden que te pongas con ellas y resulta que lo entienden todo.

PREPARATIVOS Y NERVIOS

7/06/2011

Ya se pone en marcha el blog, y yo...¡ya estoy haciendo la maleta!

sábado, 17 de septiembre de 2011

COMENTARIOS

¡Hola de nuevo!

Casi al final de mi experiencia he cambiado la opción para que todo el mundo pueda hacerme comentario (ya me vale), y más vale tarde que nunca así que... ya podeis poneros a escribir, que siempre he querido tener algo más de "feeback".

Ahora mismo estoy en Goa, un lugar paradisíaco de playas de agua azul y arena fina y clara. Generalmente hay muchos extranjeros, pero ahora mismo todos los turistas son indios, por eso en el bus turístico en el que he ido hoy por la parte sur de la ciudad, la colonial portuguesa, me he tenido que tragar las explicaciones del guía en hindi. De todas formas, estoy teniendo suerte porque no está lloviendo (normalmente en esta época de año llueve mucho aquí). Mañana haré otro tour por la parte norte.
Estoy escribiendo diario así que cuando vuelva a Mumbai, el martes, espero publicar una entrada con fotos y contando mis andaduras.

Todo aquel que me lea o me haya seguido hasta ahora que se sienta invitado a escribirme lo que quiera.

Saludos,

Lucia

martes, 13 de septiembre de 2011

CELEBRACIONES RELIGIOSAS: Inmersión de Ganpati en Chowpaty y ascensión a la basílica de Mount Mery en Bandra














fotos (de arriba hacia abajo): Sister Fatima con su hucha y chaleco reflectante, Maria, la abuelita adorable, varios "ganpatis" gigantes en la playa de Chowpaty antes de ser sumergidos, la basilica de Mount Mery, gente celebrando la inmersion de Ganesh en Chowpaty, y la Virgen de Mount Mery.



















































Domingo 11
Este día era el último día para los hindúes de estar con Ganpati, el dios elefante. A lo largo de este día, había que sumergirlo en las aguas de algún lago, río, o mar, como ya conté en la entrada anterior. Edurne y yo no quisimos perdernos el espectáculo que habría en la playa de Chowpaty, donde la mayoría de la gente lleva su figura para despedirla por todo lo alto. La playa estaba llena, había un importante despliegue policial, así como numerosas televisiones y radios de Mumbai. Nos fuimos moviendo con la masa, hasta llegar a la orilla del mar, donde muchas familias o grupos de vecinos empezaban a dejar las representaciones de sus dioses. Pero los más grandes y espectaculares ganpatis esperaban su turno al principio de la playa, para ser arrastrados hasta la orilla en sus estructuras con ruedas por varios hombres, que lo llevaban corriendo. Se hacía un pasillo delante, y a medida que pasaba, la gente seguía la gran figura corriendo. Se veían varios barcos mar adentro abandonando las figuras. Mucha gente estaba teñida de rosa o rojo, como tantos de los días desde el 1, cuando llevaban o traían al dios en camiones. Llovía un poco, “sirimiri”, que diríamos en Euskadi, pero la gente hubiera aguantado “calabobos” y el diluvio universal con tal de ver a su Ganesh sumergirse en las aguas del mar Arábigo. Edurne y yo nos pusimos “titas” a sacar fotos, fue muy divertido, hasta que quisimos salir cruzando por donde los elefantes gigantes (no había otra salida), donde se concentraba todo el mundo. Un poco de agobio, agarrar bien el bolso, empujar y ser empujadas y estábamos fuera. Tarde aprovechada, oyes.

Lunes 12
9 días antes del nacimiento de la Virgen, el día 8 de septiembre, se celebra la novena, nueve días es los que se va a misa todas las tardes y recordar la vida de María. Yo he ido con las niñas un par de veces. Se ponen sus mejores galas, el “white pouder” en cara y cuello (una especie de polvos de talco que les encanta), y se van en grupitos a coger sitio. El día 8 fue la gran fiesta, y les acompañé a la Iglesia de Our Lady of Glory, la del barrio. Pusieron ante el altar una tarta, que cortó una niña pequeña de la cual supuse también sería el cumpleaños ese día, y cantaron el “happy birthday to you”. Las misas católicas en la India y en Europa son casi iguales, pero hay pequeños detalles que marcan diferencias. Por ejemplo, a la hora de darse la paz los unos a los otros, no se dan la mano como nosotros, sino que se saludan a la forma india: juntando las palmas de las manos y agachando un poco el cuello. Luego, para comulgar, lo hacen en perfecto orden, primero los de los bancos delanteros, luego los de la segunda fila, y así sucesivamente. Al final de la misa, el cura no dice lo de “podéis ir en paz”, sino que se va y la gente se queda cantando una última canción.



Después del día 8, es tradición subir a la basílica de Mount Mery, en Bandra, durante 10 días. Yo fui ayer, lunes, con Sister Fátima, Sister Fleggy, y dos novicias, que iban a pedir dinero para la reparación de la Iglesia de nuestro barrio (de mío ya queda poco…). Quedamos a las 7 de la mañana y fuimos a la estación de Byculla a coger el tren. En Dadar hicimos trasbordo y bajamos en Bandra, donde montamos en un autobús que nos dejó a los pies de Mount Mery. No estaba muy alto, por el camino había muchos puestecillos que vendían figuras blancas en forma de pie, brazo, cabeza, estómago, y casi todas las partes del cuerpo, así como casas y representaciones de otras cosas por las cuales la gente pueda pedir. Es decir, si sufres del estómago, te compras un estómago de éstos y lo ofreces a la Virgen (a buenas horas se me plantea esta solución milagrosa para los problemas intestinales que sufrimos los extranjeros en la India).
Cuando llegamos a la basílica faltaban 10 minutos para que empezase la misa, así que pillé sitio nada más llegar. Las Sisters y las novicias también buscaron sitios estratégicos para pedir. Había monjas de muchas otras congregaciones. Después de la misa, me acerqué entre la marabunta de gente hasta aquella Virgen llena de flores, y vestida con telas finas y encajes de oro, puesta sobre un fondo lleno de pinturas de pasajes bíblicos y muy bien iluminado. Salí de la basílica y di una vuelta a ver si veía a las Sisters o a las novicias. No las encontraba, pero quería llevarles un zumo a cada una porque estar toda la mañana de pie con ese calor y no beber nada no puede ser bueno…Entonces vi una callejuela muy estrecha, que tenía al principio unos puestos de comida. Quise curiosear y me adentré (por experiencia el andar por calles estrechas y pobres en esta ciudad siempre es una aventura), llegando a la parte costera, donde había muchas casitas de gente muy humilde. Con mi palidez y mi cámara de fotos, no pude pasar desapercibida por mucho tiempo. Enseguida apareció la típica abuelita adorable, aburrida pero de buen humor, María se llamaba, que me habló y me quiso enseñar algunas cosas de esa pequeña zona de casuchas a las orillas de Bandra: la mezquita, un alto que tenía buenas vistas... Veía que yo sacaba fotos a todo, así que cuando me fui a despedir le entraron ganas de tener su minuto de gloria, y me pidió que le sacara una foto. Se reía cuando me lo pidió, como sorprendida por su atrevimiento, y porque los chavales que por allí vivían, (que se notaba que la querían mucho), nos estaban observando desde que ella había hecho de anfitriona del lugar.

Cuando deshice mis pasos, vi a Sister Fátima en una esquina de la Iglesia, con su hucha metálica y un chaleco naranja reflectante sobre el sari azul. Entonces fui a comprar 4 zumos, y les di uno a cada una. También eché propina a la hucha y me despedí. Finalmente, cogí un ricksaw hasta la estación y volví a Regina Pacis escuchando mi mp3 tranquilamente, como una lugareña más.

sábado, 10 de septiembre de 2011

GANPATI FESTIVAL





Este año, la festividad hindú del dios Ganpati o Ganesha, con cuerpo humano y cabeza de elefante, es del 1 al 11 de septiembre (cada año varían las fechas dependiendo del calendario hindú). Es un acontecimiento muy importante en muchos estados de la India, sobre todo enMaharastra , Andhra Pradesh,Karnatak y Goa, en el que gente de todas las religiones participa. Este dios es el hijo de Shiva y Parvati, y evoca la sabiduría, la fortuna, y la prosperidad. La fiesta empieza cuando llegan las representaciones de los dioses: figuras de Ganesha, que normalmente varían entre 1 y 4 metros de alto, cada una distinta, diseñada y elaborada para la ocasión. Para transportar las figuras, se usan camiones o camionetas con música a todo volumen, focos, y para acompañar al dios, los miembros de la familia o el colectivo que vaya a acogerlo en su casa o en su barrio bailan y cantan subidos al vehículo. Muchos se pillan unas borracheras buenas y se tiñen enteros de rosa y rojo con el polvo que suelen usar para ponerse el puntito en el entrecejo. Dependiendo del poder adquisitivo de la familia, la figura del dios llevará diferentes materiales, tendrá diferentes tamaño, así como estará con ellos más o menos tiempo, porque cada día hay que hacerle varias ofrendas que se componen de fruta, flores, velas, dinero, etc. Lo que hace mucha gente es contribuir para traer un Ganpati al barrio, que se instala en casetas improvisadas para la ocasión. El día que Ganpati se va, hay que sumergirlo en las aguas del mar, lo cual causa una gran contaminación, y también es peligroso porque el dios-elefante no puede volver a la costa (esto sería un muy mal presagio), así que muchos valientes llevan la figura mar bien adentro, y cada año mueren varios ahogados. Así que estos días, por toda la ciudad, y sobre todo cuando cae la noche, se ven muchos grupos de gente bailando y tocando tambores enfervorecidos por la presencia de su dios, algunos que lo reciben, otros que lo despiden. El día 11 será cuando la mayoría de los Ganeshas sean llevados al mar, sobre todo en Chowpaty beach, debe ser todo un espectáculo. Se dice que esta festividad consiguió restablecer la unidad de los indios durante el periodo británico.

El otro día fuimos Edurne, Leire, y yo a dar una vuelta por el barrio (Byculla) y ver qué “elefantes” nos habían traído. Me sorprendió que había muchos, y ante cada uno de ellos, siempre había gente. Los había para todos los gustos, algunos realmente bonitos, otros horteras a rabiar, pero todos tenían sus platanitos y coquitos delante que la gente les había dejado como ofrendas.


jueves, 8 de septiembre de 2011

El baile de Xuxa





Cuando es el cumpleaños de alguna Hermana, las niñas del “boarding” preparan un programa con bailes, recital de poesía, algunas cantan…se prepara la sala de las comidas y del estudio con globos, flores, y se colocan los bancos en círculo. Unas hacen de presentadoras, otras actuany todas se ponen su mejor “salwar kameez” (traje típico) o “frog” (vestido normalmente con volantes, de estos “repipis” que les encanta). Las mayores suelen preparar unos bailes muy chulos y lo hacen muy bien, las pequeñas no suelen bailar porque no saben organizarse...
Por eso, esta vez Edurne y yo teníamos que organizar un baile con las pequeñas, y preferiblemente de una canción en español, para el cumpleaños de Sister Meena, la RMI provincial. Escogimos la de “Ilarilarile” de Xuxa (qué recuerdos) y lo que debía ser bastante sencillo y para lo que no pensábamos “rompernos la espalda” demasiado, acabó siendo una tarea harto complicada.
Primero, elegir qué niñas bailarían (1º problema: todas quieren bailar, y son expertas en dar pena y la tabarra), pensar los pasos de baile (2º problema: inventarse un baile entero, que sea divetido), y finalmente, y el más difícil todavía, que se lo aprendan y lo hagan a la vez. Estuvimos una semana ensayando cada tarde media hora, y cada día había algún incidente: hubo altas y bajas, interrupciones “boicoteadoras” de otras niñas, discusiones y risas. Yo, para “adornar” el baile que sería seguro desacompasado, les puse a cada una de las 12 niñas que finalmente iban a bailar, una flor en el vestido y un lazo en la cabeza.
Salió lo que salió, pero las monjas me felicitaron y yo vi que se rieron bastante, lo cual creo que fue bueno. Yo también me reí y me lo pasé bien después de todo, como una niña más.

Gracias por leerme, espero vuestros comentarios.
¡Hasta pronto!

jueves, 1 de septiembre de 2011

Últimos acontecimientos



fotos: paisajes y gente del slum de Reay Road.

Bueno, ya volvemos a ser unas cuantas voluntarias en el “equipo”: el lunes a la noche llegaron Edurne, la chica que estuvo el año pasado aquí por el Gobierno Vasco y Carla, la amiga de Ruth que no pudo venir el domingo pasado porque estaba mala. Llegaron juntas, porque casualmente tenían el mismo vuelo. Ruth fue con Sister Yoti a buscarlas, les llevó Lorens, el chófer de aquí. Así que ahora estoy en la “guest room” con estas dos alemanas, y Edurne está en el “guest room” de la Sisters.

Desde hace aproximadamente una semana, he empezado a dar clases de español Sister Fleggy después de comer. Solemos conversar durante unos 20 minutos al lado de la capilla, y también le explico las bases de la gramática. Sister Fleggy es una monja de Mangalore , de 27 años, que irá a la Casa Madre de su congregación, en Madrid, en los próximos dos años a recibir los votos, y estará allí 4 estudiando teología.
Normalmente hablamos de cosas intrascendentes, pero esta vez, ya al final, porque he visto que me da la confianza suficiente como para hacer este tipo de pregunta, y también por interés propio, curiosidad , se la he lanzado: cómo decidió dar el paso a hacerse religiosa, si estuvo segura, cómo supo que Dios “le estaba llamando”.
Al principio ha intentado explicarse en castellano, pero claro, le costaba mucho, así que al final ha acabado contándome su experiencia espiritual en inglés, y con visible emoción, que me ha contagiado. Me ha transmitido muy bien algo que para mí es difícil de entender: cómo sintió que había algo más profundo e importante, cómo se “enamoró” de Dios, cuánto sufrió su familia, que aunque es muy creyente, no quería separarse de ella.
Me cuenta, dándole especial importancia a este hecho, que vio a su padre llorar, algo que como en todas las culturas, pero más en ésta, suele estar mal visto. Entonces ella le dijo que si él quería, se casaría y llevaría la vida que sus padres siempre pensaron para ella, pero que no sería feliz nunca. Así fue como entendieron que iba en serio, y dice que ahora están contentos, porque le ven a ella feliz. Seguí preguntando, “¿cómo rezas?” (yo no sé) y me habló de una serie de estados en los que se encuentra la persona cuando reza, de las distracciones del principio, todas las ideas que vienen a la cabeza, pero como luego empieza a pensar en Jesús, en su vida y empieza a sentir mucho afecto, de Él hacia ella, y viceversa. Ella siente que Él va con ella. Dice que su relación con Jesús es como una pareja.
Yo no hablaba, sólo podía escuchar a esta joven religiosa hablando emocionada y por momentos atropelladamente de su relación con Dios. Acabamos la clase de español dándonos las gracias mutuamente, yo a ella también, porque su relato y su sinceridad no tienen precio.

El sábado por la mañana fuimos Edurne y yo con Shandya, Pryanka y Aruna Mery, 3 niñas del boarding a visitar a sus familias al slum (barriadas de chabolas) de Reay Road, no muy lejos de Regina Pacis. Llovía mucho, pero aun así decidimos ir porque las niñas ya estaban preparadas y emocionadas por salir. Compramos 3 cajas de dulces para ofrecer a las familias y luego cogimos un taxi que nos ha dejado al principio de la calle. Sorteando charcos y basura, llegamos a la casa de Shandya, para acceder a la cual había que subir una escalera. Allí nos recibió su madre y su hermano, y nos sacaron unos dulces. Nos hicimos unas fotos con ellos y hebajamos de nuevo a la calle, para ir a casa de Pryanka. Pero en su casa no había nadie, y es que el día anterior no había podido contactar con su familia, pero pensó que habría alguien en su casa. Al final de la calle estaba la casa de Aruna Mery, donde nos presentó a sus padres y a dos hermanos. Aquí también nos sacaron algo de comer. Ésta fue la última visita, y volvimos andando por toda la calle, siendo observadas, y observando a la gente. Yo saqué muchas fotos, y hubiera sacado muchas más, por que como ya he dicho alguna vez, es en estos lugares, así como en los pueblos y la India más rural donde está lo auténtico, la esencia.

El domingo fuimos a Ashadaam, una casa para niños con todo tipo de problemas físicos y mentales de las Religiosas de Santa Teresa de Calcuta. Nunca había visto hermanas de esta congregación, con el mismo sari blanco de franjas azules, y la cabeza cubierta, igual que Teresa de Calcuta. Los niños están en cunas individuales, no todos son tan pequeños, pero en su mayoría tienen deformidades físicas que les impiden moverse con facilidad. Había de todo, niños ciegos, con síndrome de down, en silla de ruedas, amputados, con parálisis mental…pero todos tenían algo en común: la sonrisa. Sí, una vez más volvemos a ser los que estamos “bien” los que aprendemos que los que están “mal”, los que vamos de visita de vez en cuando, a llevarles caramelos, a jugar con ellos, porque “somos buenas personas y queremos hacer el bien a los demás” acabamos recibiendo un regalo más grande que ese caramelo o esa tonta canción. Como alguna vez he hablado con mi padre, es una esforzada "generosidad egoísta”, porque doy para que me den. Me da satisfacción y me hace sentir bien, pero no por creer que has ayudado mucho a esas personas (en realidad has ayudado poco o nada, o de forma esporádica, temporal) sino porque no dejas de aprender de esas personas a las que vas a dedicar un poco de tu tiempo. Cómo superan cada día retos mucho más difíciles que ésos de los que nos quejamos tanto, cómo se puede ser feliz con mucho menos de lo material innecesario, y más de lo afectivo y moral, cómo en las pequeñas cosas también está la felicidad, cómo hay esperanza para todos.

También se puede aprender mucho de quienes realmente cuidan día a día a estas personas para que dejen de sentirse desdichadas. En este caso, no son trabajadores remunerados (trabajadores sociales, auxiliares de enfermería, etc.) sino unas mujeres que libremente han decidido entregar su vida a los demás, a amarles incondicionalmente, a cuidarles y hacer que su vida sea bonita y feliz. Entré en Ashadaam con unos caramelos y un poco de miedo por lo que me encontraría, y salí feliz de haber visto a unos niños con dificultades, pero felices y llenos de vida.

Subiré fotos desde el cyber. ¡Hasta la próxima!

martes, 23 de agosto de 2011

Historietas de findesemana


foto: parte de las 39 niñas en el zoo.


SÁBADO 20 DE AGOSTO

Esta mañana Sister Margaret nos la ha dado libre, así que Ruth y yo hemos ido a Chippi Chowl, en Buleshwar, en tren, donde Sister Yoti me había dicho podría encontrar lazos para mi pequeño bussiness. El billete nos ha costado Rs 4, y como siempre pasa en los trenes en la India, hemos tenido que montar deprisa y bajar deprisa, aunque luego nadie se quede en el andén. Las puertas del tren no se cierran, de hecho, no estoy segura de si hay puertas, así que por muy lleno que vaya un vagón siempre pueden ir 5 ó 6 personas semi fuera, agarradas a las barras.
Nos hemos bajado en Mideji, y en la misma estación, hemos preguntado al primer policía que hemos visto, pero no nos ha ayudado nada. Así que hemos ido tirando, y preguntado una vez en la calle. Encontrar el sitio no ha sido fácil, pero andar de más no es un problema porque siempre hay cosas nuevas que ver. Por ejemplo, de repente nos hemos encontrado con el templo hindú, Mumbadevi, en el que había mucha gente haciendo cola para entrar. Este templo es muy antiguo, -se dice que fue construido en 1675- y está dedicado a la diosa Mumba, la encarnación local de Devi (Diosa Madre), patrona de los kolis (pescadores) y agris (recogedores de sal), habitantes originarios de las siete islas de Bombay (gracias wikipedia). En la entrada, había hombres preparando cestitas con ofrendas para los dioses, que vendían baratas. Uno de ellos nos ha increpado, y al principio no sabíamos si entrar o no, porque si nos increpaban era porque querían sacarnos dinero, no porque quieran que dos extranjeras vean lo chupi que es su templo, eso está claro. Entonces le he preguntado al tipo que how much, y como la cestita más barata eran Rs 30 (30 rupias= 0,50 €), hemos entrado. Luego Ruth, la nueva cooperante alemana, me ha dicho que creía que también sin ofrendas se podía entrar. Seguro, pardilla de mí. Pero bueno, ahí hemos entrado, después de pasar el control policial (cacheo, enseñar el contenido del bolso, como si fuera aquello la frontera con EEUU, sólo les ha faltado tomarnos las huellas), con nuestra cestita que contenía: un coco pequeño, una flor naranja, unas bolitas blancas dentro de un plástico, y un mantelito rojo con símbolos hindúes brillantes. Vamos, todo muy kitsch. Sin saber muy bien qué hacer ni dónde ir, hemos seguido a la gente. Y ahí hemos ido a parar frente a la gran estatua de la diosa Mumba, ante la cual la gente se arrodillaba uniendo palmas de las manos para saludarle. Siguiendo el recorrido nos encontramos con un sacerdote que nos ha cogido la cestita, ha cortado el coco por la mitad y nos la ha devuelto. Al salir de ese circuito había otros hombres que se dedicaban a dar de beber una cucharita con un líquido blanquecino con unas hojitas verdes y a poner el doti rojo en la frente. Después, ha dicho unas palabras para rematar nuestra purificación, que no hemos entendido bien, algo así como “money, money”, pero ya digo, que como no le entendíamos, nos hemos ido (jujuju).
Purificadas después de beber ese mejunje y con el puntito rojo en la frente, hemos seguido buscando la tienda donde yo tenía que comprar los lazos, “Raj sons” (los hijos de Raj, por lo visto), en el número 66 de Samseth Street. Después de mucho andar y preguntar, hemos encontrado a los hijos de Raj, en la primera planta, y he comprado bastante material.


DOMINGO 21 DE AGOSTO


Hoy Ruth y yo hemos visitado el Prince of Wales Museum, (oficialmente Chhatrapati Shivaji Mharaj Vastu Sangrahalaya) por la mañana. También hemos ido en tren y bajado en la estación de Victoria, imponente. De camino nos hemos encontrado a un grupo de turistas y uno de ellos, muy gracioso, nos ha empezado a hablar, a preguntar de dónde éramos. Por su acento parecía español, pero era rumano. En el museo hemos visitado la sección de historia natural (animales disecados principalmente), y otras de escultura, pintura y arte nepalíes y tibetanos de carácter religioso, fechadas entre los siglos VII y XVI. Luego hemos comido en el Mc Donald’s, un spicy chicken wrap meal. Hemos vuelto al Hostel en taxi, porque a las 16.00h teníamos que ir al zoo con las niñas, y no teníamos mucho tiempo. Lo del zoo ha sido una aventura, claro, para ellas, y un reto para nosotras. Llevábamos a 39 niñas, y aunque el zoo está muy cerca de Regina Pacis, (pasando la estación), hay que cruzar la carretera. Sister Givanty nos ha acompañado a la ida, para que no nos cobraran la entrada por venir de un internado para niñas “pobres”. Hemos entrado pues, las 39 niñas, Ruth y yo, gratis al zoo. Hemos visto elefantes, cocodrilos, hipopótamos, monos, muchas especies de pájaros, ciervos… Yo intentaba contar todo el rato a las 39, y que no se separasen, pero lógicamente ellas no lo ponen fácil. Por eso, la traviesilla del grupo se perdió, y la encontramos al de 10 minutos llorando. ¡Ay Komal, Komal…!.Y así hemos acabado el día, cansadas, pero habiendo visto un montón de cosas.