Bueno, ya volvemos a ser unas cuantas voluntarias en el “equipo”: el lunes a la noche llegaron Edurne, la chica que estuvo el año pasado aquí por el Gobierno Vasco y Carla, la amiga de Ruth que no pudo venir el domingo pasado porque estaba mala. Llegaron juntas, porque casualmente tenían el mismo vuelo. Ruth fue con Sister Yoti a buscarlas, les llevó Lorens, el chófer de aquí. Así que ahora estoy en la “guest room” con estas dos alemanas, y Edurne está en el “guest room” de la Sisters.
Desde hace aproximadamente una semana, he empezado a dar clases de español Sister Fleggy después de comer. Solemos conversar durante unos 20 minutos al lado de la capilla, y también le explico las bases de la gramática. Sister Fleggy es una monja de Mangalore , de 27 años, que irá a la Casa Madre de su congregación, en Madrid, en los próximos dos años a recibir los votos, y estará allí 4 estudiando teología.
Normalmente hablamos de cosas intrascendentes, pero esta vez, ya al final, porque he visto que me da la confianza suficiente como para hacer este tipo de pregunta, y también por interés propio, curiosidad , se la he lanzado: cómo decidió dar el paso a hacerse religiosa, si estuvo segura, cómo supo que Dios “le estaba llamando”.
Al principio ha intentado explicarse en castellano, pero claro, le costaba mucho, así que al final ha acabado contándome su experiencia espiritual en inglés, y con visible emoción, que me ha contagiado. Me ha transmitido muy bien algo que para mí es difícil de entender: cómo sintió que había algo más profundo e importante, cómo se “enamoró” de Dios, cuánto sufrió su familia, que aunque es muy creyente, no quería separarse de ella.
Me cuenta, dándole especial importancia a este hecho, que vio a su padre llorar, algo que como en todas las culturas, pero más en ésta, suele estar mal visto. Entonces ella le dijo que si él quería, se casaría y llevaría la vida que sus padres siempre pensaron para ella, pero que no sería feliz nunca. Así fue como entendieron que iba en serio, y dice que ahora están contentos, porque le ven a ella feliz. Seguí preguntando, “¿cómo rezas?” (yo no sé) y me habló de una serie de estados en los que se encuentra la persona cuando reza, de las distracciones del principio, todas las ideas que vienen a la cabeza, pero como luego empieza a pensar en Jesús, en su vida y empieza a sentir mucho afecto, de Él hacia ella, y viceversa. Ella siente que Él va con ella. Dice que su relación con Jesús es como una pareja.
Yo no hablaba, sólo podía escuchar a esta joven religiosa hablando emocionada y por momentos atropelladamente de su relación con Dios. Acabamos la clase de español dándonos las gracias mutuamente, yo a ella también, porque su relato y su sinceridad no tienen precio.
El sábado por la mañana fuimos Edurne y yo con Shandya, Pryanka y Aruna Mery, 3 niñas del boarding a visitar a sus familias al slum (barriadas de chabolas) de Reay Road, no muy lejos de Regina Pacis. Llovía mucho, pero aun así decidimos ir porque las niñas ya estaban preparadas y emocionadas por salir. Compramos 3 cajas de dulces para ofrecer a las familias y luego cogimos un taxi que nos ha dejado al principio de la calle. Sorteando charcos y basura, llegamos a la casa de Shandya, para acceder a la cual había que subir una escalera. Allí nos recibió su madre y su hermano, y nos sacaron unos dulces. Nos hicimos unas fotos con ellos y hebajamos de nuevo a la calle, para ir a casa de Pryanka. Pero en su casa no había nadie, y es que el día anterior no había podido contactar con su familia, pero pensó que habría alguien en su casa. Al final de la calle estaba la casa de Aruna Mery, donde nos presentó a sus padres y a dos hermanos. Aquí también nos sacaron algo de comer. Ésta fue la última visita, y volvimos andando por toda la calle, siendo observadas, y observando a la gente. Yo saqué muchas fotos, y hubiera sacado muchas más, por que como ya he dicho alguna vez, es en estos lugares, así como en los pueblos y la India más rural donde está lo auténtico, la esencia.
El domingo fuimos a Ashadaam, una casa para niños con todo tipo de problemas físicos y mentales de las Religiosas de Santa Teresa de Calcuta. Nunca había visto hermanas de esta congregación, con el mismo sari blanco de franjas azules, y la cabeza cubierta, igual que Teresa de Calcuta. Los niños están en cunas individuales, no todos son tan pequeños, pero en su mayoría tienen deformidades físicas que les impiden moverse con facilidad. Había de todo, niños ciegos, con síndrome de down, en silla de ruedas, amputados, con parálisis mental…pero todos tenían algo en común: la sonrisa. Sí, una vez más volvemos a ser los que estamos “bien” los que aprendemos que los que están “mal”, los que vamos de visita de vez en cuando, a llevarles caramelos, a jugar con ellos, porque “somos buenas personas y queremos hacer el bien a los demás” acabamos recibiendo un regalo más grande que ese caramelo o esa tonta canción. Como alguna vez he hablado con mi padre, es una esforzada "generosidad egoísta”, porque doy para que me den. Me da satisfacción y me hace sentir bien, pero no por creer que has ayudado mucho a esas personas (en realidad has ayudado poco o nada, o de forma esporádica, temporal) sino porque no dejas de aprender de esas personas a las que vas a dedicar un poco de tu tiempo. Cómo superan cada día retos mucho más difíciles que ésos de los que nos quejamos tanto, cómo se puede ser feliz con mucho menos de lo material innecesario, y más de lo afectivo y moral, cómo en las pequeñas cosas también está la felicidad, cómo hay esperanza para todos.
También se puede aprender mucho de quienes realmente cuidan día a día a estas personas para que dejen de sentirse desdichadas. En este caso, no son trabajadores remunerados (trabajadores sociales, auxiliares de enfermería, etc.) sino unas mujeres que libremente han decidido entregar su vida a los demás, a amarles incondicionalmente, a cuidarles y hacer que su vida sea bonita y feliz. Entré en Ashadaam con unos caramelos y un poco de miedo por lo que me encontraría, y salí feliz de haber visto a unos niños con dificultades, pero felices y llenos de vida.
Subiré fotos desde el cyber. ¡Hasta la próxima!
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